La luz
rojiza del exterior se filtraba por la ventana de la pequeña habitación,
dibujando apenas su perfil. Sus ojos estaban abiertos, perdidos en el horizonte
que se antojaba inalcanzable. Pensando...
En su
regazo descansaba su hijo, dormido, sintiéndose feliz al lado de su madre,
completamente protegido, tibio, cómodo. Esperando...
Ella sabía
que de nada le servía esperar a su marido, que si el destino le sonreía él
regresaría a su lado sano y salvo, pero que el destino sonreía muy rara vez en esta
guerra.
La maldita
guerra. Ellos no la habían iniciado, ni sus padres, ni sus abuelos. Era una
guerra que llevaba mas tiempo del que podía alguien recordar, y ellos eran solo
herramientas para el trabajo que alguien mas había iniciado; solo piezas en un
maldito tablero. Recordando...
Su marido,
qué bello era, su piel fuerte, sus brazos ágiles, su mirada tierna, sus manos
siempre habían estado listas para cargar a su hijo, el hijo que ahora dormía
sin saber que podría no volver a ver a su padre. Cómo lo extrañaba. Desde
pequeño había sabido que sería soldado, que su destino era pelear en el frente.
Su cuerpo y su mente estaban completamente preparados para ello. Él se había
entrenado desde siempre para ser el mejor, y lo era. Lo que más extrañaba ella
de él eran sus ojos, esos ojos con aquel fascinante brillo, que lo hacía verse
más imponente. Mirando...
Había
llegado a ser nombrado Capitán, y había guiado a sus hombres a la victoria en
varias batallas. En una ocasión había tenido que sobrevivir en territorio
enemigo durante mas de seis meses, completamente solo, y esto le había hecho
valorar la vida mas, lo único que le había mantenido con voluntad de vivir era
el recuerdo de su esposa. Después de eso le dieron licencia por un par de años,
con trabajos sencillos, en lo que se recuperaba del todo. Fue en ese tiempo
cuando tuvo a su primer hijo. Disfrutando...
Ahora
estaba completamente curado y listo para la acción, y una vez mas fue mandado
al frente, en una misión especial, de muy alto grado de dificultad y pocas
esperanzas de regresar. Pero él no había reclamado, había escuchado atentamente
sus ordenes y se había lanzado a la batalla con sus mejores hombres. Viendo el
tiempo pasar...
Cuando él
le dijo que se iba de nuevo, ella no dijo nada. Tenía mucho miedo, sabía que
era una misión más difícil que cualquier otra, y que nadie mas podría
realizarla, así como sabía también que era el deber de su marido ir. Ella tenía
licencia para no luchar por estar con su hijo, esa era la ley, "Las hembras
podrán quedarse en casa mientras le enseñan sus hijos lo básico de
supervivencia, para ser mandados a la academia, de donde saldrán como
soldados."
Ya había
expirado el tiempo que tenía programado la misión, varios de los familiares de
los otros miembros del equipo tenían en sus casas a los miembros o banderas de
luto, pero nadie sabía que había pasado con el Capitán.
Ella tenía
los ojos rojos, ojos que se perdían con la escasa iluminación que provenía de
la ventana, pero no perdería la esperanza hasta no tener en su casa a su marido
o una bandera.
Tenía que
volverlo a ver, tenía que poderle decir que lo sentía. La última vez que lo
había visto, cuando él estaba en el balcón listo para irse, ella lo había visto
con una mirada de reproche, ya que aunque comprendía sus razones, no por eso le
agradaban. Nunca antes había amado a alguien de esa manera, y ahora podía
perderlo para siempre.
De pronto
vio una silueta volando por los aires, acercándose a la ventana, ella se levantó
sobresaltada, y, dejando a su hijo en el sillón donde reposaba, se acercó al
balcón con la mirada fija en lo que se aproximaba, de sus ojos comenzaron a
brotar lágrimas y sus manos comenzaron a temblar. La figura llegó hasta su
ventana, posándose con suavidad en el balcón, plegando sus alas membranosas,
las cuales estaban rotas y heridas, sus cuernos también parecían lastimados, y
sus ojos brillaban con el fuego del infierno. Extendió sus brazos hacia ella,
sus garras estaban llenas de sangre, sangre de ángel que se mezclaba con la que
salía de sus heridas. Ella corrió a sus brazos, sus alas sanas rodearon las
rotas de él, sus garras acariciaron sus heridas, su cola se enredó en la pierna
de él, y besó sus labios. Su marido había vuelto.
Un sujeto
mejor conocido por sus videos bajo el nombre de "Dancing Matt", en
donde lo encontramos bailando en diferentes lugares con su peculiar danza.
La primer version fue en el 2006, varios meses pasaron sin saberse mucho de él,
luego de 14 meses, ha finalizó un proyecto donde... adivinaron, sale bailando.
Sólo que esta vez, lo hace en 42 países diferentes.
Para quien quiera saberlo, (y sé que a vari@s les gustará) la canción del video
es cantada por Palbasha Siddique, una joven de Bangladesh que vive en los
Estados Unidos. A partir del poema “Stream of Life”, del premio Nobel de
Literatura Rabindranath Tagore, creó la cancion titulada “Praan“. “Praan“ -
Palbasha Siddique Bhulbona ar
shohojete
Shei praan e mon uthbe mete
Mrittu majhe dhaka ache
je ontohin praan
Bojre tomar baje bashi
She ki shohoj gaan
Shei shurete jagbo ami
Bojre tomar baje bashi
She ki shohoj gaan
Shei shurete jagbo ami
Bojre tomar baje bashi
She ki shohoj gaan
Shei shurete jagbo ami Shei jhor
jeno shoi anonde Chittobinar
taare
Shotto-shundu dosh digonto
Nachao je jhonkare!
Bojre tomar baje bashi
She ki shohoj gaan
Shei shurete jagbo ami
Y aquí el poema "Stream of Life" de Rabindranath Tagore.
The same stream of life that runs through my veins night and day runs through
the world and dances in rhythmic measures.
It is the same life that shoots in joy through the dust of the earth in numberless
blades of grass and breaks into tumultuous waves of leaves and flowers.
It is the same life that is rocked in the ocean-cradle of birth and of death,
in ebb and in flow.
I feel my limbs are made glorious by the touch of this world of life. And my pride
is from the life-throb of ages dancing in my blood this moment.
La primera vez que vi el anime de "Mushi shi" me pareció muy diferente a otros que también disfruto (como de robots, batallas apocalípticas, misterios detectivescos o simplemente cómicas) y desde el primer capítulo se me hizo muy muy interesante...
En japonés, "mushi" (虫 ó 蟲 significa "insecto" o "bicho") sin embargo, en la serie no son seres vivos como los conocemos, aunque muchos se parecen más a microorganismos. Son seres vivos que, según la tradición manejada en el anime, se les ha asociado con fantasmas o fenómenos paranormales. Los "mushi" son de varias formas y dimensiones, y teóricamente son la forma de vida más "pura" o cercana al origen de la misma.
Debido a su forma etérea, su existencia y apariencia son desconocidas para la mayoría de los seres humanos, excepto para un reducido número que pueden verlos e interactuar con ellos. A veces, los mismos mushi habitan en las personas o se relacionan con ellas de alguna forma. Este contacto puede tener consecuencias de diferentes tipos, no siempre malas, no siempre buenas. En muchos sentidos me recuerdan a ciertas interacciones entre los organismos como simbiosis, mutualismo y en otros casos parasitismo.
Ginko, es el personaje principal, es un gran conocedor de los mushi. Siendo un "maestro del Mushi" (蟲師 mushi-shi), se dedica a viajar, investigar y conocer más a estos seres. En sus viajes, ayudará a personas que tienen problemas con ciertos sucesos extraños que están asociados con los mushi.
La historia se desarrolla durante el período Edo, que es la época feudal del Japón y cuando el país se aisló de sus vecinos y de los contactos con occidente. Curiosamente Ginko usa ropa diferente a la del resto de los personajes en la serie, camisas, pantalones y zapatos occidentales, en lugar de las típicas yukatas, las geta o las zōri.
Algo que me cautivó de forma muy especial en esta serie fueron dos aspectos. El primero es la temática: un “bichólogo” que se dedica a estudiar formas de vida desconocidas para casi todas las personas, y a resolver los problemas que se provocan por la interacción con esas formas de vida. La violencia por odio o deseo de “dominar al mundo” está ausente de la serie. Como explica Ginko en un capítulo: “No tienes la culpa… y tampoco los mushis, ambos estaban simplemente viviendo sus vidas… no fue culpa de nadie… No mueras, no haz hecho nada malo”.
Lo segundo que me cautivó fue la música. Fue compuesta por Toshio Masuda, quien es más conocido por componer la música de Naruto :-/ (nadie es perfecto lo se) y tiene una gran riqueza armónica (si si , los que sepan más sobre música que yo les agradeceré sus contribuciones acerca de cómo explicar o definir éste tipo de música :-D). La primera vez que escuché la que le da nombre a esta entrada y otra que se llama "Umi sakai unasaka Yori" ("Cuando el mar se encuentra con el hombre" o "Más alla del mar") no pude evitar sentir una gran melancolía y nostalgia, ésta música llegó a mi vida en una época en que las cosas eran difíciles, tristes y muy hermosas también. Creo que ésta música representó las emociones que sentía en aquel entonces, hermosas y tristes.